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Primavera Sound: Haim lo petan y la lluvia hace su aparición

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Las previsiones meteorológicas no fallaron y ayer el Primavera Sound contó con un cabeza de cartel inesperado: entre las seis y las siete de la tarde una severa tromba de agua que duró sus buenos cuarenta minutos y que nos dejó a muchos con los pies mojados y el frío en los huesos y a todos con unos charcos gigantescos a lo largo de todo el recinto. Parece que hoy volveremos a tener agua en el Fórum pero, afortunadamente, la lluvia no fue la principal protagonista del día. Y es que la segunda jornada del Primavera Sound fue, al menos para mi, mucho más llevadera, con las distancias más medidas y objetivos más realistas para mi ruta. A pesar del gentío que, aunque numeroso, no era tan apabullante como la noche anterior para ver a Arcade Fire, conseguí ver a muchas bandas pequeñas así como disfrutar de los cabezas de cartel. Por cierto, hoy se anima a escribir unas líneas conmigo nuestro colaborador bydiox, con el que estoy compartiendo estos días de festival.

La lluvia, invitada inesperada de la segunda jornada del Primavera Sound

La lluvia, invitada inesperada de la segunda jornada del Primavera Sound

The Saurs

The Saurs en el Adidas Originals

Empecé el festival muy pronto, llegando a primerísima hora con la intención de conseguir una entrada para The Wedding Present en el Heineken Hidden Stage, aunque no hubo manera y las prisas me sirvieron para, al final, poder tomarme la tarde con más calma. De este modo me senté tranquilamente en el Adidas Originals a ver a The Saurs, trío barcelonés de rock punkarra y guitarras afiladísimas que, para ser las cinco de la tarde, estaban poniendo en órbita a la audiencia con una actuación frenética y muy divertida. Una jugosa forma de empezar la tarde.

Lola Marsh

Lola Marsh en el Ray-Ban Unplugged

Lola Marsh en el Ray-Ban Unplugged

Tras perderme a este quinteto israelí el día anterior, ayer tenía la oportunidad de verlos ejecutar un set acústico en el Ray-Ban Unplugged. Aunque de acústico la cosa tuvo poco: durante media hora estos cinco guitarrearon y electrificaron el pequeñísimo escenario y presentaron unas pocas canciones verdaderamente bellas y divertidas (que yo sepa no tienen disco, de modo que la verdad es que no sé ni qué temas tocaron). La verdad es que por su sonido nadie adivinaría su procedencia, y es que Lola Marsh parecen entender de manera casi más acertada que los propios yankees el sonido hippy y folk que tan de moda se está volviendo a poner últimamente de la mano de gente como Edward Sharpe and the Magnetic Zeros y Of Monsters And Men, revitalizándolo potentemente con guitarras eléctricas y la característica voz de su vocalista. Fue una actuación breve pero muy bonita y divertida, un refresco delicioso entre toda la música ruidosa y profunda que nos rodeaba y la confirmación de que Lola Marsh son una banda a la que merecerá la pena seguir la pista en los próximos meses.

Astro

Astro en el Vice

Astro en el Vice

Según me encaminaba hacia el escenario Vice los presagios se hacían realidad y la tormenta se ponía en marcha. Fuimos pocos los valientes que, armados con nuestros chubasqueros y paraguas, nos quedamos al raso frente al escenario para ver a la banda chilena afincada en Barcelona Astro. En algún lugar entre Delorean y los Crystal Fighters se encuentran estos chicos, que llenaron de sonidos de animales, poderosas percusiones y sintetizadores de todos los colores el tormentón que nos estaba cayendo. Muy bien lo tuvieron que hacer para que de los que estábamos allí casi nadie se moviera más que para pegarse unos bailecitos. Ante todo ofrecieron diversión sin complicarse demasiado, momentazos con toda la banda a la percusión, innumerables sonidos de monos y otros bichejos poblando el escenario y arranques guitarreros que, por momentos, sonaban muy muy bien. No estaban en mi lista y acabé viéndolos por no haber conseguido entrada para The Wedding Present y creo que salí ganando.

Joana Serrat

Joana Serrat en el Pitchfork

Joana Serrat en el Pitchfork

Al lado del Vice estaba la cantautora de Vic con su numerosa banda en el Pitchfork. Solamente llegué a la segunda mitad de su set y, aunque hacía poco más de 10 días que la había visto en Madrid, me quedé a verla. Además, no se podía perder uno el inmenso arco iris que se montó frente al escenario durante la actuación, que venía que ni pintado con las preciosas tonadas a las que nos tiene acostumbrados esta chica. La banda muy nutrida (hasta violonchelista llevaba en esta ocasión) llenó de manera muy consistente de sonido el espacio, que solo se empezó a llenar cuando la lluvia escampó. Eso sí, a todo el que le pregunté después qué le había parecido este concierto me respondió lo mismo: precioso. Y es que Joana y sus chicos tienen muy buen material del que tirar, pero es que además todos juntos y con un escenario tan grande suenan de miedo.

HAIM

Haim en el Heineken

Haim en el Heineken

Con los accesos y la zona de los escenarios principales absolutamente encharcados, llegué al Heineken para ver a las tres hermanas californianas que bajo el nombre de Haim llevan casi dos años dando bastante de qué hablar. No me pregunten cómo, pero acabé entre las primeras filas del concierto y confieso que lo disfruté muchísimo: era una de las actuaciones del Primavera que más curiosidad me despertaban y mis expectativas quedaron más que colmadas. Eso sí, he de apuntar que aunque el año pasado esperaba como agua de mayo el disco de debut de estas chicas, me llevé un chasco mayúsculo al encontrarme una especie de pastiche de producción ochentera y temas edulcorados que en nada se parecía a las actuaciones en directo que había podido ver por internet. Pero lo de ayer, ay amigos, lo de ayer ya fue otra cosa.

haim_ps1401Quejándose un poco de lo pronto que era (“solo” eran las 20:30 pero la tormenta había retrasado un poco el grueso de la llegada de público) y con la audiencia, a decir verdad, bastante apagada, las tres jovencísimas hermanas dieron, como quien dice, un concierto redondo. Atreviéndose hasta a versionar a Fleetwood Mac y cogiendo los temas pop de Days Are Gone y convirtiéndolos en brillantes canciones de rock, con la guitarra y la línea de bajo dándolo todo en momentos memorables como Running If You Call My Name o Don’t Save Me. Pocas veces un grupo que me ha decepcionado tanto en su versión de estudio ha conseguido volverme tan loca en un concierto pero es que, sencillamente, estas chicas ayer lo hicieron todo bien, con todos los ademanes del rock perfectamente aprendidos, una calidad técnica envidiable si tenemos en cuenta su juventud (esto de que la más mayor de las tres sea aún más joven que una servidora empieza a tocarme las pelotas), las voces verdaderamente ajustadas y cristalinas y unos temas que, aquí sí que sí, brillan en el escenario de manera incontestable.

No sé si HAIM dieron el mejor concierto del Primavera. Probablemente no. Pero su hora y pico de actuación será uno de los momentos de este festival que con más cariño recuerde porque, sinceramente, me hicieron pasarlo como una niña pequeña.

Kokoshca (por bydiox)

El escenario Sony Club del Primavera es ese tenderete ridículamente pequeño que hay nada más a la entrada del recinto y en el que parece que unos colegas borrachos van a improvisar cualquier cosa. Pero no: el Sony Club es la apuesta del Primavera Sound por los grupos pequeños nacionales que también tienen su voz en este festival donde cabe casi todo.

kokoschaKokoshca empezaron a desgranar los temas de ‘Hay una luz’ (Ayo Silver, 2013) con un montón de gente apretándose frente al escenario. ¿El problema? Creo que salvo otro chico con barbas y yo el resto de los asistentes estaban ahí cogiendo sitio para la última confirmación del jueves: la actuación especial de Los Planetas que tocaban justo después. Así que por mucho que se dejaran la piel y la voz cantando temazos como ‘Hay una luz’, ‘’Cuchillas’, Directo a tu corazón o el cierre de fiesta con ‘No volveré’ la indiferencia fue lo que recibieron de un público que en muchas ocasiones estaba en corrito, daba la espalda al grupo y no paraba de hablar.

Los de Pamplona lo dieron todo en el escenario a pesar que casi nadie los hacía caso y que el micro de Amaia estaba realmente bajo. Kokoshca eran una de las joyas escondidas de la jornada de ayer y la confirmación de Los Planetas en un escenario que está pensado (por tamaño y ubicación) para ver tranquilos a bandas pequeñas lo estropeó todo. Chicos: esto no se hace.

Sharon Van Etten

Inmediatamente después se subían Slowdive al escenario principal y la multitud para verlos empezaba a ser tremenda. La mítica banda británica de shoegaze atraía a muchos espectadores ante la posibilidad (bastante realista) de que esta fuera realmente la última oportunidad para verlos tocar juntos. Me quedé tres canciones viendo el complejo muro de sonidos y ensoñaciones que tejían antes de decidir que, aunque sí que era mi rollo, el escenario era demasiado grande y yo estaba demasiado lejos como para disfrutar de las intimistas precisiones de esta banda y me pasé al ATP a ver a Sharon Van Etten. Para mi sorpresa, el escenario estaba lleno hasta los topes (¿en serio?) para ver una actuación que, por mucha faceta eléctrica que pudiera tener, era esencialmente muy pausada. Aún no hemos hablado del nuevo disco de Sharon Van Etten en el blog porque se ha publicado esta semana pero a grandes rasgos ya se lo cuento yo: las proporciones de su belleza acongojan, y se trata de uno de los discos del año (y precisamente por esto acabé decidiendo pasar de Slowdive).

La cantautora newyorkina llevaba una nutrida banda para apoyarse en los momentos más eléctricos, pero cuando en los últimos compases del concierto se quedó sola ante el teclado para interpretar I Know marcó un punto de inflexión muy emocionante e intenso tras el cual retornó a la electricidad con algunos de sus temas más populares, Serpents y Every Time The Sun Comes Out. Muy entrañable y dicharachera con el público, intentando hablar castellano muchas veces (en el Primavera hay tantos extranjeros que en realidad casi nadie se emociona por ello) defendió sus canciones intensas y comedidas en una hora a la que tal vez la gente empieza a esperar otras cosas con una voz alucinante y una banda que funcionaba como un reloj. Un concierto muy emocionante y bello que no puedo esperar a ver en algún teatro o recinto más adecuado, pudiendo saborear mejor las cancionzacas que lleva esta chica.

The War On Drugs

Con 25 minutos de retraso, no sé si debidos a que la banda no había hecho las pruebas de sonido con antelación, The War On Drugs se subieron al escenario. Ni disculpas pidieron ni las gracias dieron a un público que se estaba perdiendo a los Pixies por verlos a ellos (yo además me perdí los últimos minutos de Sharon Van Etten por llegar a tiempo a esto solo para llevarme un prolongado plantón que me supo verdaderamente mal) en un gesto de mala educación que no me gustó nada. Hay que admitir, eso sí, que durante su concierto la calidad del sonido del escenario Pitchfork mejoró bastante. Algo más de la primera mitad del set estuvo enteramente consagrado a Lost In The Dream (2014), el magnífico álbum que a mi me hizo ayer elegirlos a ellos por encima de Pixies. Esto fue una buena noticia, primero porque los otros dos discos de The War On Drugs no están a la altura ni por aproximación, y segundo porque, sin que el directo fuera la monda, sí que le dio un puntito brillante y de mucha emoción a algunos de los temas del disco, como Red Eyes, Eyes To The Wind (tal vez la que mejor sonó) o An Ocean In Between The Waves. Tal vez esperaba un poco más de conexión con el público, de fuerza, de novedad en este directo, pero lo cierto es que también tuve que presenciarlo desde muy lejos (afluencia masiva de público extranjero para esta actuación, por cierto) como para emitir un juicio definitivo. Creo que estuvieron bien, pero ni de lejos a la altura que yo habría querido. Tal vez habría aprovechado más con los Pixies.

The National

The National con Justin Vernon en el escenario Sony

The National con Justin Vernon en el escenario Sony

Cualquiera que me conozca y/o lea este blog sabrá que la banda en activo que más me gusta ahora mismo es estadounidense y se llama The National. Da la casualidad de que anoche encabezaban el cartel del Primavera Sound y, a las 0:20 les tocaba subirse al escenario principal. Una afluencia de público masiva a pesar de que Slint celebraban su único concierto de reunión en España en el escenario ATP exactamente a la misma hora para una actuación que, a mi gusto, siendo muy fan, tuvo luces y sombras. No obstante, todo el mundo con el que hablé después parecía completamente satisfecho con ella, de modo que es posible que yo solo sea demasiado crítica a veces con la gente que me gusta. Para empezar The National dieron anoche prácticamente el mismo concierto que dieron en Madrid el pasado otoño. Creo que solamente cambió una canción del setlist, la última, aunque para mi gusto fue un cambio a mejor. Aquel setlist, que como parte de la gira de presentación de Trouble Will Find Me (2013) me parecía adecuado, no acabó de convencerme de cara a un festival, donde cabría esperar un poquito más de manga ancha con los temas de Boxer y Alligator (¿de verdad era necesario interpretar Demons o This Is The Last Time? hasta yo que soy fan irredenta pienso que son canciones cortarollo).

El sonido no llegó a funcionar bien en ningún momento, y tiene pelotas que acabara añorando el cerrado techo de la siempre odiada Vistalegre, porque es que hubo canciones, como Graceless que directamente no se podían ni distinguir (y yo estaba en una posición con respecto al escenario en la que en teoría se debería oír muy bien). Esto no ayudó en absoluto al desarrollo del concierto. Pero menos ayudó la sensación de que Matt Berninger se subió directamente borracho al escenario. Eso o que cada vez esté más loco, todo puede ser, pero lo cierto es que le he visto cantar en otras ocasiones mejor que anoche, y eso que lo hizo muy bien (a lo que me refiero es que él sabe hacerlo más que “muy bien”, vaya). Con todo y con eso la hora y media larga que The National pasaron sobre el escenario estuvo repleta de momentos memorables: dedicaron un tema a Sharon Van Etten, cuyo último disco no dudaron en ensalzar (100% agree), invitaron a Justin Vernon a interpretar Slow Show con ellos (si The National es mi banda en activo favorita creo que Bon Iver es la que más de cerca le sigue ahora mismo, y con lo jodidamente bonita que es Slow Show no quieran saber la emoción que me produjeron estos instantes) y a Hamilton Leithauser y Paul Maroon (The Walkmen) a ayudar con los coros de Mr. November y Terrible Love.

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Las características lentas ascensiones de esas canciones de The National, que casi parecen empezar en un susurro para acabar convirtiéndose en una demencia de ruido, guitarras, Berninger golpeándose la cabeza con el micrófono y euforia indie se cumplieron con precisión milimétrica. Tal vez About Today, ya en la recta final del concierto, sea el exponente más claro y que más bello quedó de esto. Pero sin duda muchos recordarán este concierto por lo jodidamente loco que está Matt Berninger, que ya no se conforma con tirarse sobre las primeras filas mientras interpreta Mr. November, sino que se pasó directamente los tres últimos temas de concierto dándose un baño de masas como yo en la vida lo he visto, recorriendo arriba y abajo una y otra vez el vallado de seguridad para saltar sobre distintos sectores del público, haciendo el animal de la forma más bestia que he visto yo jamás. De hecho creo que para el maravilloso cierre que supuso Terrible Love directamente perdió el micrófono y fue la banda quien se tuvo que encargar de cantarla mientras él repartía abrazos a diestro y siniestro entre el público que, como pueden imaginar, estaba encantado. Y todo esto en traje de chaqueta y corbata. Así es él. Concluyeron pues un gran concierto, uno de los mejores del festival, aunque en calidad, no el mejor que les he visto.

Chk Chk Chk (!!!) y Jesu

Contra todo pronóstico aún me quedaban fuerzas y ninguna gana de juntarme con el mogollón de la salida tras el concierto de The National, de manera que me uní a la alegría colectiva que despertaban Chk Chk Chk, grupo sin pretensiones cuya única función en el cartel del festival es, me parece a mi, que los noctámbulos gasten zapatilla y se rían un poco con las gamberradas de su cantante. Estuvo bien para mamonear un poco (lo siento, pero es que es la palabra) tomando una cerveza y poco más.

Antes de irme acabé de nuevo en el escenario Vice viendo a una de las propuestas post-rockeras del festival, los galeses Jesu. Tal vez no la hora más adecuada para ello, aunque ellos dieron lo mejor de si. No estuvieron mal, pero para una persona que ha visto ya muchas bandas de rock instrumental en su vida, tanto sus composiciones como su ejecución se quedaron un poco justitas. Sus armonías son tal vez excesivamente simples, las ideas se repiten hasta el aburrimiento, y la tensión y la emoción sobre el escenario eran prácticamente nulas. La intención de apostar por una banda de este pelo a esas horas era buena y aguanté un buen rato, pero se me ocurren muchos nombres mejores (y que además no intentan cantar cuando saben que no pueden) que habrían cubierto este lugar. No obstante, a esas horas ya no esperaba gran cosa y bueno, estuvieron bien para pasar un último rato.

Como pueden ver, a pesar de la lluvia, la gente y las distancias, ayer me cundió el día. Según acabe de lanzar esta crónica me pondré las zapatillas y encararé mi último día en el Primavera Sound. Deseadme suerte porque, la verdad, es que ahora mismo, sí que sí, me duele un poco todo.

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